El cuerpo físico es nuestro templo y en él celebramos cada día y cada noche nuestra vida. Necesitamos llevar conciencia al cuerpo a fin de experimentar el manantial de vida y amor que es; necesitamos encontrar las heridas que se han establecido en diferentes partes de nuestro organismo bloqueando o dificultando el circuito amable, refrescante y saludable de la energía; el libre flujo de la energía por nuestro cuerpo nos da la felicidad, abre espacios de vida y de posibilidades del verdadero potencial que somos. También es posible que necesitemos aprender a acoger con amabilidad y coraje las emociones, los pensamientos y las acciones que se liberan al abrirse algunas heridas como pueden ser las de la vergüenza, el miedo y la culpabilidad.
La energía sexual y su manifestación dual (positiva y negativa, femenina y masculina, terrenal y celeste) son la clave para explorar nuestro fuego interior, nuestra conexión con la pasión por la vida, por la existencia y por nosotros mismos. El trabajo con las polaridades facilita la experimentación de este potencial interno y la apertura en cada uno de nosotros a experimentar nuestra capacidad de intimidad.
La intimidad es una realidad que anhelamos y buscamos, pero que al mismo tiempo evitamos. Todos hemos tenido experiencias que nos han dañado y herido lo suficiente como para protegernos de posteriores desengaños. Sin embargo, junto a estas defensas que nos alejan del amor deseado hallamos una energía opuesta que nos lanza hacia él. Todos queremos ser amados, deseados, cuidados, y una oportunidad para ello es descubrir, comprender y exponerse ante estas dos fuerzas que se dan en nuestro interior: una que impele a la unión y fusión con el ser amado y la otra que nos retira y alerta del daño asociado a esta unión.
Otra experiencia que puede ayudar en esta aventura es el descubrimiento de lo que llamamos el amante interno. Se trata de una dimensión amorosa de uno mismo en la que se encuentran armonizadas las fuerzas masculina y femenina. El respeto y el agradecimiento por cada una de las manifestaciones de estas cualidades así como el logro de la armonización de ellas favorecen un estar en casa, en nuestro templo interior, el cuerpo, en un estado de paz y fortaleza, ternura y vitalidad.
El encuentro con una pareja, con otro en intimidad va a depender directamente de la calidad del encuentro conmigo misma, conmigo mismo. La apertura y la receptividad del amante externo van a activar las heridas individuales y en esa medida lo interno y lo externo, lo individual y la pareja se encuentran ofreciendo una oportunidad de evolución y de conciencia.
La intimidad y la sexualidad son un reto y una oportunidad en estos tiempos en los que cuestionamos antiguas formas de estar con nosotros mismos y en pareja. La “media naranja” de antes que sumaba dos medias personas está dando paso a una intimidad de “dos naranjas enteras” que se unen en conciencia y energía explosionando en nuevas formas de conexión. La nueva pareja respeta la individualidad de cada uno y la potencia en el entregarse y disolverse en el amor...".
Mercedes Subirana
Mercedes Subirana García es Psicoterapeuta Humanista e Integral. Directora del centro Espiral – Espai Psicològic www.psicologiaespiral.es. Profesora del taller sobre cuerpo, sexualidad y espiritualidad en el mismo centro.
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